Sosiego

Con esa palabra he despertado. Preguntándome si estaba sosegado. Según la RAE es como quietud, tranquilidad o serenidad, pero a mí me gusta más.

Preguntándome de que me sonaba el vocablo me ha venido a la mente la frase: “estando ya mi alma sosegada”. Es del poema “Noche oscura del alma” de San Juan de la Cruz.

Desayuné sosegadamente y me puse a escribir con la sensación de que a pesar de tsunamis, terremotos, anuncios del fin del mundo, amenazas de Trump o de independencia catalana se puede uno recoger en sí mismo y sentir solo paz.

No pretendo escribir sobre uniones místicas o sobre nirvanas, pero tengo que reiterar lo fácil que es proponerse que cese el ruido exterior e interior, dejarse llevar por una música acertada y … volar.

 

Tras escuchar lo último de Van Morrison me encuentro en la lista de mi reproductor con el “My Sweet Lord” de George Harrison. Play y éxtasis. Hare Krisna.

 

No hay conflictos si todos nos sentimos hijos del mismo Padre, si todos nos sabemos capaces de alcanzar la naturaleza del Buda. Quizá falte poco para que esto ocurra. A ver si se expande este sentir o pensar. No pierdo la esperanza.

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Júbilo, gozo, alegría

Me he despertado repitiendo estas tres palabras. Unas cuantas veces. Hasta que he tomado la decisión de escribir sobre lo que me sugieren.

Lo primero es una sensación de bienestar. De paz interior. De esperanza. No hay futuro malo si seré capaz de repetir este mantra y de que se alivie cualquier pena o preocupación que pudiera sentir.

La verdad es que preocupaciones hace tiempo que las descarté de mi mundo. No sirven de nada. No hacen sino empeorar las cosas. Si por un momento pienso en que algo pueda salir mal paso enseguida a pensar en que también puede que no salga mal sino lo contrario y a evaluar o disfrutar de los efectos de esto último.

Pero todavía no puedo evitar que la lectura de las noticias me cause indignación. Hay mucho tonto suelto. Mucho ladrón. Mucho cínico. Pero también hay buenas personas haciendo bien las cosas. Esperemos pese más lo segundo.

Me apena el sufrimiento cuando lo observo. Inevitablemente hay circunstancias que duelen. Me viene a la mente la célebre frase atribuida a Buda: “el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. En el budismo enseñan que es posible cesar de sufrir mientras que en el cristianismo nos acostumbraron a vivir en un valle de lágrimas, haciendo méritos para el cielo al que se llega al morir.

Desde hace años vivo en el cielo. En mi cielo. En donde aún duelen los golpes, en donde aún hay malas noticias, en donde la gente enferma y muere. Pero en donde un rato de silencio te puede llevar a altas cotas de alegría y gozo. (El famoso mindfullnes que se está poniendo tan de moda).

En pocos segundos la pena cesa si te desidentificas de ella, del que la siente. Y no porque te sientes algo distinto de lo que eres. ¿Cómo explicar el advaita, la no dualidad?. Algunos lo ven muy fácil. Tú no eres tú. Yo no soy yo. Tu eres Eso. Yo soy Eso. Tu y yo no somos dos. Somos Uno. ¿Y por qué las mayúsculas?. Pues porque es algo muy grande. O muy pequeño. Igual no es nada. O más bien Nada. El Vacío. El todo. El Tao. El Ser Supremo. Eso es lo que somos. Todos. Tú, yo, el más cínico, el más santo. ESO.

Pues eso: júbilo, gozo, alegría.

 

 

 

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CONCIENCIA (OSHO)

La mente siempre está en el pasado o en el futuro. No puede estar en el presente, es absolutamente imposible para la mente estar el presente. Cuando estás en el presente, la mente ya no está ahí, porque mente equivale a pensar. ¿Cómo puedes pensar en el presente? Puedes pensar en el pasado; ya se ha convertido en parte de la memoria; y la mente, puede trabajar con ello. Puedes pensar en el futuro; todavía no está aquí, y la mente puede soñar con ello. La mente puede hacer dos cosas: puede moverse hacia el pasado, donde hay espacio de sobra para moverse, el vasto espacio del pasado, en el que puedes seguir y seguir penetrando; o puede moverse hacia el futuro, donde también hay un espacio infinito, en el que puedes imaginar y soñar sin límites. Pero ¿cómo va a funcionar la mente en el presente? En el presente no hay espacio, para que la mente haga ningún movimiento. El presente es sólo una línea divisoria, nada más. Separa el pasado del futuro, no es más que una línea divisoria. Puedes estar en el presente, pero no puedes pensar en él; para pensar, se necesita espacio. Los pensamientos necesitan espacio, son como los objetos. Recuérdalo: los pensamientos son cosas materiales, muy sutiles, pero son materiales. No puedes pensar en el presente. En el instante en que empiezas a pensar, ya es pasado. Ves salir el Sol y dices: «Qué bello amanecer.» Cuando lo dices ya es el pasado. Cuando el Sol está saliendo no hay espacio suficiente ni siquiera, para decir «Qué bonito», porque cuando pronuncias esas dos palabras; «qué bonito», la experiencia ya se ha convertido en pasado. La mente ya lo ha archivado en la memoria; Pero en el momento exacto en que sale el Sol, el momento exacto en que el Sol apareé sobre la línea, ¿cómo puedes pensar? ¿Qué puedes pensar? Puedes estar con el Sol que sale, pero no puedes pensar. Hay espacio suficiente para ti, pero no para los pensamientos. Ves una hermosa flor en el jardín y dices: «Qué bonita rosa.» En ese momento ya no estás con la rosa; es ya un recuerdo. Cuando la flor está ahí; y tú estás ahí, los dos presentes ante el otro, ¿cómo podrías pensar? ¿Qué podrías pensar? ¿Cómo va a ser posible el pensamiento? No hay espacio para él. El espacio es tan estrecho; de hecho, no hay nada de espacio, que tú y la flor no podéis ni siquiera existir como dos seres, porque no hay espacio suficiente para dos. Sólo puede existir uno. Por eso; en una presencia profunda, tú eres la flor y la flor se convierte en ti. Cuando no hay pensamiento, ¿quién es la flor y quién es el observador? El observador se convierte en observado. De pronto, desaparecen las fronteras. De pronto, te encuentras con que has penetrado en la flor y la flor ha penetrado en ti. De pronto: ya no sois dos; solo existe uno. Si empiezas a pensar, nos convertimos de nuevo en dos. Si no piensas, ¿dónde está la dualidad? Cuando existes con la flor, sin pensar, es un diálogo. No un duólogo, sino un diálogo.

Cuando existes con tu amante, es un diálogo, no un duólogo, porque allí no hay dos. Sentado aliado de tu amante, cogiéndole de la mano, simplemente existes. No piensas en los días ya pasados; no piensas en el futuro, que vendrá. Estás aquí y ahora; es tan hermoso estar aquí y ahora, y tan intenso, que ningún pensamiento puede penetrar en esa intensidad. Y la puerta es estrecha. La puerta del presente es estrecha. Por ella, no pueden entrar dos juntos, solo uno. En el presente no es posible pensar, no es posible soñar, porque soñarno es sino pensar con imágenes. Las dos cosas son materiales. Cuando estás en el presente sin pensar, eres espiritual por primera vez. Se abre una nueva dimensión, la dimensión de la conciencia. Como no has conocido esa dimensión, Heráclito dice que estás dormido, que no eres consciente. La conciencia significa estar en el momento de un modo tan total que no hay movimiento hacia el pasado ni hacia el futuro. Todo el movimiento se detiene. Eso no significa que te quedes estático. Se inicia un nuevo movimiento, un movimiento con profundidad. Hay dos tipos de movimiento, y ese es el significado de la cruz de Jesús: muestra dos movimientos, un cruce de caminos. Uno de los movimientos es lineal: te mueves siguiendo una línea, de una cosa a otra, de un pensamiento a otro, de un sueño a otro sueño. De A pasas a B, de B a C, de C a D. De ese modo te mueves en una línea horizontal. Este es el movimiento del tiempo; es el movimiento de los que están completamente dormidos. Puedes ir como una lanzadera, adelante y atrás; la línea está ahí. Puedes ir de B a A o puedes ir de A a B; la línea está ahí. Hay otro movimiento, que tiene lugar en una dimensión totalmente diferente. Este movimiento no es horizontal, es vertical. No vas de A a B y de B a C; vas de A a un A más profundo, de Al a A2, A3, A4, cada vez más abajo… o más arriba. Cuando el pensamiento cesa, comienza el nuevo movimiento. Ahora caes a las profundidades, como si cayeras en un abismo. Las personas que meditan profundamente llegan tarde o temprano a ese punto; entonces les entra miedo, porque les parece que se ha abierto un abismo sin fondo… sientes vértigo, tienes miedo. Te gustaría agarrarte al antiguo movimiento porque era algo conocido; esto se parece a la muerte. Ese es el significado de la cruz de Jesús: es una muerte. Pasar de la horizontal a la vertical es la muerte, es la verdadera muerte. Pero solo es muerte vista desde un lado; vista por el otro lado, es resurrección. Es morir para nacer; es morir en una dimensión para nacer en otra dimensión. En horizontal eres Jesús; en vertical te has convertido en Cristo. Si te mueves de un pensamiento a otro, sigues estando en el mundo del tiempo. Si te mueves hacia dentro del momento, no del pensamiento, te mueves hacia la eternidad. No estás estático; no hay nada estático en este mundo, nada puede ser estático. Surge un nuevo movimiento, un movimiento sin motivación. Recuerda estas palabras. En la línea horizontal, te mueves por motivaciones. Tienes que alcanzar algo: dinero, prestigio, poder o a Dios, pero tienes que conseguir algo. Hay una motivación.

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La meditación (OSHO)

«La meditación no es algo propio de la mente, sino algo que está más allá de ella. Y el primer paso es asumir una actitud lúdica frente a la meditación. Si tomas la meditación como algo divertido, la mente no podrá destruir tu meditación. Si no lo haces, la transformará en otro viaje del yo y te tornará muy serio. Comenzarás a pensar: «Soy un gran meditador. Soy más sagrado que… el resto de la gente, mientras que todo el mundo es terrenal: soy religioso, soy virtuoso.» Es esto lo que les ha sucedido a miles de así llamados santos, moralistas, puritanos: solamente están jugando juegos del yo, sutiles juegos del yo.

Por eso quiero cortar esto de raíz desde el principio. Enfrenta la meditación con una actitud lúdica. Es una canción para ser cantada, una danza para ser danzada. Tómala como diversión y te sorprenderás: si puedes asumir en forma lúdica la meditación, ésta se desarrollará a pasos agigantados.

Pero tú no estás anhelando logro alguno. Simplemente, estás disfrutando de sentarte en silencio, gozando el mero acto de sentarte en silencio. No se trata de que estés a la espera de algún poder de yogui, siddhis, milagros. Todo eso no tiene sentido: es la misma tontería de antes, el mismo viejo truco, pero con nuevas palabras, en un nuevo plano…

La vida como tal debe ser entendida como un chiste del cosmos. Entonces, de repente, te relajarás porque no hay nada por lo que tensionarse. Y, en esa misma relajación, algo empieza a cambiar en ti: hay un cambio radical, una transformación. Y las pequeñas cosas de la vida comienzan a cobrar un nuevo sentido, una nueva significación. Entonces, nada es pequeño, todo empieza a tomar un nuevo sabor, una nueva atmósfera. Uno empieza a sentir una especie de santidad por todas partes. Uno no se transforma en cristiano, no se transforma en hindú, no se transforma en mahometano. Uno simplemente se vuelve un amante de la vida. Uno aprende una sola cosa: cómo gozar de la vida.»

Osho

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Alégrate sin razón alguna

Acepta la vida tal como es.

Aceptándola los deseos desaparecen, las tensiones y el descontento desaparecen.

Aceptándo, uno empieza a sentirse alegre sin razón alguna.

Cuando la alegría tiene una razón, no dura mucho. Cuando no tiene razón alguna, dura para siempre.

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El mundo de la risa

«El maestro estaba de un talante comunicativo, y por eso sus discípulos trataron de que les hiciera saber las fases por las que había pasado en su búsqueda de la divinidad.

Primero, les dijo, Dios me condujo de la mano al País de la Acción, donde permanecí una serie de años. Luego volvió y me condujo al País de la Aflicción, y allí viví hasta que mi corazón quedó purificado de toda afección desordenada.

Entonces fue cuando me vi en el País del Amor, cuyas ardientes llamas consumieron cuanto quedaba en mi de egoísmo.
Tras de lo cual, accedí al País del Silencio, donde se desvelaron ante mis asombrados ojos los misterios de la vida y de la muerte.

¿Y fue ésta la fase final de tu búsqueda? le preguntaron.
No respondió, el Maestro,… Un día dijo Dios:
Hoy voy a llevarte al santuario más escondido del Templo, al corazón del propio Dios…
Y fui conducido al País de la Risa.»

(Relato publicado en la recopilación de Historias Zen, de Taisen Deshimaru)

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Inteligencia espiritual

Lo más inteligente, amar. ¿En que medida?. La medida del amor es amar sin medida.

¿Hay que amar a los enemigos?. Por supuesto. ¿Es difícil?. En absoluto. ¿Te gustaría no tener enemigos?. Pues tu no consideres que los tienes. Si alguien te tiene a ti por su enemigo, no le des la razón. Sonríele a la menor ocasión que tengas.

Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti. No le pongas malas caras ni a los que te caen mal. Quizás consigas que te ponga buena cara todo el mundo. Si ves a alguien con mala cara, compadécete de él pues no sabes qué tripa se le ha roto.

¿Hay que perdonar las ofensas?. Claro, si pretendemos que nos perdonen a nosotros.

No es conveniente hacerse el ofendido, pero puede resultar útil hacer saber al ofensor que no nos ha gustado y que no estamos por la labor de servir de puching-ball. Que la paciencia tiene un límite. Y aunque pretendamos devolver bien por mal no somos perfectos.

Es de bien nacido ser agradecido. Mostrar gratitud es casi tanto o más eficaz que el sonreír. Nos abre muchas puertas. La de los corazones de los demás. Y el ser generoso, más. Pero dar por la alegría de dar, no por esperar algo a cambio.

La paz estará allí donde tu la pongas. La alegría te acompañará si tu la fabricas. La felicidad estará donde tu te empeñes en que esté. El cielo lo encontrarás bajo tus pies en cuanto te lo propongas. En cuanto atravieses el umbral de tu corazón hacia el interior.

La puerta de tu corazón no tiene pomo, se abre desde dentro. No tiene llave, siempre está abierta, pero tienes que darle un empujoncito. Desde dentro. O desde fuera. Estarás donde quieras estar. Serás como quieras ser. Serás quien quieras ser.

En tu corazón está la fuente de todo. Es en donde mana el río de tu vida. Es una fuente de aguas claras. Si bebes de ese agua tendrás … (pon tu lo que quieras).

Si te retiras en silencio al interior de tu corazón, además del río encontrarás un camino. Síguelo. Encontrarás respuestas a muchas preguntas. Encontrarás a algunos personajes que te ayudarán. Quizás te des cuenta que es a ti mismo a quien te estás encontrando todas las veces.
No te importe, tu mismo eres lo más importante que tienes.

Quizás piensas que te encuentras con otras personas. Ayúdalas y pídeles ayuda. Perdónalas y pídeles perdón. Agradéceles su comunicación. Quizás pienses que es Dios quien te habla, quizás creas que es una parte de ti. Tu subconsciente o cualquier otra cosa. Da igual. Siempre tendrás razón. ¿Y a quién le importa si no la tienes?. Lo importante es lo que aprendes. Si sigues ese camino descubrirás que tiene un nombre. Es el camino de YO SOY.

YO SOY es el Camino, la Verdad y la Vida.

Modestamente pienso que los interpretes de las enseñanzas de aquel galileo maravilloso no lo entendieron bien. No voy a decir que yo lo entienda mejor. Pero me da la impresión que a sabiendas o no, han tergiversado un poquito sus palabras. Lástima que viniera en un tiempo en que no había cámaras de vídeo.

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FELIZ NAVIDAD

Paz, amor y alegría para todos en estas fechas señaladas.

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Imagina a John Lennon con 70 años

Nació el 9/10/1940 y fué asesinado el 8/12/1980.
Podría haber seguido dándonos maravillosas canciones como ésta…

Estará siempre en nuestra memoria.

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Como sentirse Zen-Tao

Lo primero concentrarse. Relajar el cuerpo, serenar la mente. Dejarse llevar por una respiración agradable, sonreír y pensar en estas cosas:

– Eres un ser. Tienes una conciencia. Una mente. Unos sentidos. Un corazón capaz de sentir.

– Generalmente puedes elegir lo que oír, lo que ver. Puedes cerrar los ojos. Ponerte música,…

– También puedes elegir lo que piensas. Aunque te distraigas siempre puedes reconducir tu pensamiento.

– Puedes elegir lo que sientes. Aunque estés enfadado, triste o preocupado, puedes cambiar voluntariamente de forma de reaccionar a los dictados de tu corazón. Si tienes la suficiente inteligencia emocional.

– Puedes elegir como considerarte a ti mismo. Como de inteligente, o de atractivo, o de moralmente consecuente, o de virtuoso, o de …. Puedes elegir hacer caso o no a las opiniones de los demás sobre ti.

– Puedes elegir sentirte bueno, o malo. Espiritualmente puro o impuro. Digno de respeto, de abundancia, de recompensas o merecedor de castigos. De hecho tu subconsciente es capaz de castigarte físicamente,.. (tropezones, despistes,…)

– No hace falta cambiar la cultura judeocristiana por la budista-taoista. (Aunque creo que es una opción muy respetable-aconsejable, al menos por una temporada). Pero es conveniente informarse de qué es lo que hace a un monje zen tener esa paz interior. Que hace a un taoísta el disfrutar de la vida. Su forma de pensar y de sentir. Sus actitudes, sus valores y principios.

– El hacer sin hacer no es despreocupación de lo que ocurre. Es poner la atención en lo que se está haciendo sin otras consideraciones del tipo qué dirán, o de si obtendré ventajas. Es el hacer por el hecho de hacer. Es el buscar la esencia y la recompensa en la acción.

– Centrarse en el presente. Nada de acondicionamientos del pasado, nada de previsiones de futuro. Disfrutar del ahora. El de Nazaret habló de la comida de los pájaros y el vestido de las flores. Cuánta mayor alegría no deberíamos sentir nosotros que además somos capaces de apreciar la belleza. Y nos sabemos hechos a imagen y semejanza de.

– Lo bonito de estas culturas orientales es que no se preocupan del más allá, no se lo tienen que ganar en esta vida. No esperan a otra existencia. Buscan la iluminación en ésta. O quieren estar ya directamente en armonía con la fuente de todo.

– Un buen ejercicio para los cristianos, imaginarse que llegara hoy Cristo a predicar. ¿Qué nos diría?, ¿a quien se parecería?. Otro ejercicio: tener una conversación mental con San Juan de la Cruz, con Santa Teresa o con algún antepasado nuestro. ¿Cómo se vive en el cielo?.
¿Y si nos dijeran que la reencarnación es cierta y que están aquí con nosotros porque esto es el cielo?.

– Si te quedan dudas, pregúntaselas dentro de tu mente a cualquier interlocutor que se te ocurra. Siempre contestan. Dentro de tí está todo lo que necesitas.

– Si tus principios o creencias te hacer sufrir cámbialos por los que te hagan disfrutar.

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